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Dermatitis Atópica Infantil

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dermatitis

Es considerada la enfermedad inflamatoria crónica más frecuente en la piel de los niños.

Se conoce también como Eczema atópico y se caracteriza por la presencia de piel reseca, y comezón.

El rascado continuo y constante de la piel genera “áreas de dermatitis”, es decir parches de piel inflamada. La localización de esas áreas varía dependiendo de la edad del paciente, y el adjetivo “crónica” se le atribuye a esta enfermedad porque en su evolución se presentan brotes y recuperaciones intercalados a lo largo del tiempo.

Se considera que del 5 al 20 % de la población infantil mundial padece Dermatitis atópica, y que los casos van en aumento en los países emergentes. Lo más usual es que su inicio se presente en la infancia temprana entre los 3 y 6 meses de edad, por lo que el 85% de los casos aproximadamente, se desarrollan durante los primeros 5 años de vida.

En la mayoría de los pacientes a los 7 años de edad la enfermedad ya mejoró sustancialmente, sin embargo es fundamental tener presente que puede ser la primera manifestación de una condición llamada “marcha atópica”, que se caracteriza por el desarrollo de asma y/o rinitis alérgica en edades más tardías. Por ello se vuelve algo trascendental que la detección temprana, la asesoría de los padres, y el tratamiento oportuno para evitar el empeoramiento de la Dermatitis atópica, se realicen lo más temprano posible

Esta enfermedad es la consecuencia de la interacción de múltiples factores entre los que se encuentran la predisposición genética, elementos ambientales, disfunciones de la superficie de la piel y anomalías inmunológicas. En condiciones normales el agua que contiene la piel no se pierde gracias a un efecto conocido como “función de barrera”.

En la piel atópica algunas mutaciones genéticas provocan que las proteínas y las grasas que conforman esa barrera sean ineficientes, y por ello el agua se evapora, la piel se reseca, se inflama y se favorece el ingreso de microorganismos infecciosos (incluso de aquellos que naturalmente se encuentran presentes en la superficie de la piel), pero también de elementos que generan alergias

El factor de riesgo principal para desarrollar Dermatitis atópica es el antecedente de familiares de primer grado (padres, abuelos, bisabuelos) atópicos, ya sea en la piel o en los bronquios (asma), o en la mucosa de la nariz (rinitis alérgica), sin embargo el paciente puede ser el primer miembro de la familia que la presente. Es un hecho ya documentado que los niños que sufren exposición prenatal al humo de tabaco, tienen una tendencia mayor que los niños no expuestos para desarrollarla durante los primeros tres años de vida

El diagnostico se realiza a través de un interrogatorio dirigido y una exploración física en el consultorio. No existen pruebas de laboratorio específicas. La piel del paciente se suele describir como “reseca” y eso es evidente al momento de la revisión, y además se refiere la presencia de picazón o comezón constante, que suele ser más intensa durante la noche. En su piel se observan en las localizaciones típicas de cada edad, áreas rojas o marrones de piel engrosada, reseca o húmeda (dependiendo de que la dermatitis se encuentre en fase aguda o crónica), con o sin datos de infección agregada, y es habitual que los padres recuerden que en el pasado cercano ya habían notado características similares.

El tratamiento de cada caso es particular y se establece después de determinar el tiempo de evolución y de conocer los intentos terapéuticos previos, de evaluar la condición de las lesiones, la superficie total de piel afectada y si la inflamación es leve, moderada o grave, pero con independencia del tratamiento médico prescrito, en todos los casos siempre son necesarias y resultan imprescindibles ciertas medidas cotidianas que favorezcan la recuperación, y permitan periodos de remisión lo más prolongados posibles.

Es preciso evitar disparadores como la automedicación sobre todo con cremas que incluyan en su fórmula Hidrocortisona o Betametasona; la exposición a humo de tabaco y a otros alérgenos (alimentos, metales, cueros); sudor excesivo que en ocasiones se provoca al “vestir de más” al paciente generando aumento de su temperatura corporal; uso de jabones y/o detergentes agresivos y de estropajos, baños frecuentes y prolongados con el agua de la regadera caliente; uso injustificado de antibióticos. Y por el contrario, es fundamental asegurar una hidratación y una humectación sistemática y rigurosa de la piel que restaure la función de barrera

La dermatitis atópica dependiendo de su extensión y de la frecuencia de las recaídas puede afectar considerablemente la calidad de vida del paciente, alterando desde su ciclo normal de sueño-vigilia hasta la dinámica de sus interacciones familiares, escolares y sociales. El niño suele padecer dificultades severas para conciliar y mantener un sueño reparador por causa de la comezón, y se ha comprobado que se vuelve durante el día más dependiente de sus cuidadores, que aquellos niños con otras enfermedades crónicas.

Puede enfrentar aislamiento social como consecuencia de que se rasca constantemente y de la apariencia de su piel. Por su parte, los padres también ven afectado su ciclo sueño-vigilia, disminuyen su rendimiento laboral y la calidad y cantidad de la atención de sus otros hijos, y enfrentan el costo financiero de la atención médica y del tratamiento prescrito. Por todo esto vuelvo a mencionar la importancia y trascendencia de un diagnóstico, asesoría y tratamiento oportunos

Dra. Alejandra Alvarez Hernández
Especialista en Dermatología (staff Mundo Fisico)

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Tags: Piel, Dermatitis, Eczema, Comezón

Claudia Rivera Dra Alejandra Alvarez Hernández (Dermatologa)
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